21 junio 2012

comentario al vuelo: ¿Por qué se rechazará al 132?

Con el #YoSoy132 me sorprendieron en particular tres tipos de reacciones que ví en varios lados:

-La que afirmaba "Decir ¡Atenco no se olvida! o ¡Fuera Peña Nieto! es tan cool y tan trendy"
-La de "Yo no soy 132, yo soy 1, ¿quiénes son ellos como para acusar a un candidato? ¡Qué fácil es criticar! El cambio está en uno mismo"
-Y esa joya de "Los del 132 son los nuevos intocables, creen tener la verdad absoluta"

Discrepar siempre será sano para una convivencia en comunidad, el problema es cuando se discrepa a través de prejuicios, a través de analizar solo ciertos elementos dejando de lado otros, a través de no escuchar lo que el otro está diciendo.

El 132 tendrá sus errores de logística como el no definir una página web (y de Fb y de Twitter (o de perdis indicar cuál es la oficial)), pero sus aciertos son monumentales como el que siempre sean miembros distintos los que hablen en los medios o que antes de constituirse en asambleas no se pronunciaban por nada que no estuviera más o menos consensuado (cosa que ya fue más fácil de definir una vez que empezaron con sus maratónicas asambleas y votaciones).

Obvio se genera tanta información sobre este movimiento que es fácil perderse o cansarse, sin embargo no hay que olvidarlo: la exigencia no es tanto que Televisa sea imparcial sino que no haya obstáculos en los medios para que la información llegue completa a la sociedad.

Siento que ese es el fondo del asunto, lo que inspiró el revuelo, lo que provoca la unión. Se necesitaba un detonante para canalizar lo que muchos protestábamos en solitario: un par de televisoras (y varias estaciones de radio y periódicos y revistas) que daban preferencia al rating y a lo comercial sobre los contenidos inteligentes y la información sin sesgo. ¿Se imaginan qué sería de este país si en la tele abierta se le diera el mismo peso a las víctimas (del crimen organizado, de los gobiernos estatales y federal, de la pederastia, etc.) que se le da, ya no digamos al futbol o al faranduleo, sino a la nota roja o a las secciones de economía y finanzas?


Este país no tiene una Cultura de la Empatía (lo que hace que tampoco tenga memoria (o viceversa)), por eso a estas alturas, para votar, todavía hay quien analiza cosas como "¿Qué me ofrecen a mí?" o "Voto por tal partido porque en mi barrio sí hicieron cosas buenas". Ya no digamos los que votan directamente por obtener beneficios personales derivados de la corrupción (caso sindicatos).


El 132 o el movimiento que encabeza Sicilia solo son una de las tantas opciones para, por un momento, dejar de ser individualistas, aunque sea solo a nivel mental. Tan es poderoso y verdadero que EPN y Calderón lo celebran con frases cursis y efusivas mientras el autoritarismo lo ataca por debajo del agua. Cambiar uno mismo sumado a cambiar estructuras sociales no suena mal. Espero que este cansado proceso electoral deje, por fin, el germen de la empatía en esta peculiar sociedad a la cual pertenezco.


No hay comentarios.: